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miércoles, diciembre 17, 2014

2015: AÑO DE LIBERACIÓN

2015: AÑO DE LIBERACIÓN
Por Dr. apóstol Daniel Guerrero


INTRODUCCIÓN

El próximo año 2015 estará dentro del marco del final de un ciclo de siete años en el calendario hebreo, que comenzó el 29 de Elul del año 5768 (13 de septiembre del 2007).  Cada año civil en el calendario hebreo comienza en el final del mes de Elul y el comienzo del mes de Tishri. Y este año Shemitá culminará el 29 de Elul del 5775 (o sea el 13 de septiembre del 2015). Y también se encuentra al final de la novena Tétrada de lunas rojas, que acontecerá entre el 2014-2015.

Y por su importancia en el calendario del tiempo de Dios y sus implicaciones proféticas actuales, he decidido compartir este mensaje, para que nuestra iglesia y lectores estén informados y sean entendidos de los tiempos que estamos viviendo y lo que nuestro Dios, Creador del cielo y la tierra, pueda hacer en nuestra nación y en las naciones de la tierra.

Recordemos que el Señor desea que Sus discípulos seamos entendidos de los tiempos y vigilemos, en oración, atentamente, ante las señales de los tiempos, en preparación a Su Segunda venida.
"Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas.  Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria. Y entonces enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.
De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre. Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo."
(Marcos 13:24-33)

Hemos visto que Dios desea que Su pueblo cuente; que contemos los días, meses y años; que estemos atentos a los tiempos y a las estaciones dentro de Su Calendario y Su Creación.   El Señor desea que Sus discípulos sepamos conocer, entender e interpretar el tiempo y las señales de los tiempos (Lc. 21: 28-33; 1Tes. 5:1-4; Ap. 3:2-3). ¡Y podamos estar preparados, para que Su Segunda venida no nos tome por sorpresa, "como ladrón en la noche"!  ¡El Señor quiere que conozcamos, que entendamos y que interpretemos Su tiempo! Para que podamos conocer "nuestro día" y "el tiempo de Su visitación" (Lc. 12:54-56; Mt. 16:2-4). Y para ello, Él quiere que aprendamos a "contar", que prestemos atención a "las señales de los tiempos", a las estaciones y las ocasiones, y en especial a "los días señalados" para Sus Fiestas. para que podamos estar preparados y apercibidos en el tiempo de su cumplimiento en el reino de nuestro Señor Jesucristo.

Así que, el propósito de este mensaje es que usted esté informado, ore y vele, de manera que el Señor guíe sus pasos en estos tiempos oscuros y difíciles que nos han tocado vivir...

Este mensaje o artículo será extenso; es por eso que lo publicaré en dos partes.  Para algunos lectores habrá mucha información nueva, por lo cual requerirán leerlo con calma y detenimiento; mientras que para otros mejor informados o educados sobre el tiempo de Dios y el Calendario hebreo, será de mayor valor en cuanto al aspecto profético del mismo.  ¡Así que, agradezco la paciencia y comprensión de nuestros lectores!

LOS CICLOS DE REPOSO
Hay una lección sumamente importante que todo hijo e hija de Dios debe conocer, entender y aprender: Dios opera en ciclos de tiempo.  Es necesario y vital que conozcamos y entendamos esta verdad, para que podamos conocer a nuestro Creador, a nuestro Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo.  También esta lección es importante para que podamos entender los planes proféticos del Señor y sus cumplimientos en el pasado, en nuestros días y en el futuro próximo.

Y cada Ciclo dentro del tiempo de Dios incluye o culmina en un tiempo de reposo, con el único propósito que descansemos, detengamos nuestras labores diarias o regulares, para que nos consagremos a Él buscando Su rostro, meditemos en Él y en Sus obras, y confiemos que Él proveerá y suplirá todo lo que nosotros, Su pueblo, necesitamos.

El Ciclo de Días
Desde Génesis capítulo 1 podemos ver que Dios le presta atención al conteo de los días, y por lo tanto, también desea que nosotros lo hagamos. Y en este conteo básico nos revela el número de su tiempo, y del patrón para Sus planes y actos para Su creación, para Su pueblo y todas las naciones.

Siete (7) será el número que marcará el Plan creador, redentor y restaurador de Dios, y siete marcará Sus ciclos; porque a diferencia de la mentalidad griega-occidental que es lineal, la mente de Dios es cíclica y se expresa principalmente en ciclos de siete. Y en este primer conteo y ciclo observamos siete días, en los cuales Dios estableció, desde la creación, que seis fueran para trabajar y un día de reposo (shabat) para descansar y consagrarlo para Él, pues Él mismo lo consagró para Sí (Gén. 2:1-3). Siglos más tarde, Dios ordenaría a Su siervo Moisés a que instituyera y decretara este ciclo de tiempo, como "estatuto perpetuo" para Su pueblo (Éx. 20:8-11; 31:12-14).

El Ciclo de Semanas
El otro ciclo importante dentro del Calendario hebreo es el de las semanas, específicamente siete (7) semanas, que totalizan cuarenta y nueve días. Este conteo se llama "la Cuenta del Omer" (heb. Sefirat Ha-Omer) y comienza con la segunda noche de la Pascua hasta la noche anterior de Pentecostés (Savuot); por eso, en algunas oportunidades se llama a la Fiesta de Pentecostés, la Fiesta de las Semanas (Éx. 34:22; 16:9-12).  Así que, si lo deseamos, durante este período, podemos comenzar a contar cuarenta y nueve (49: 7x7) días, en cada anochecer (hasta que salgan las estrellas) y aprendemos a adquirir la mente de Dios, la mente cíclica de nuestro Creador que desea que entremos y disfrutemos de Sus ciclos de bendición; se genera una expectativa por la cosecha, por los frutos de bendición que Dios trae en cada ciclo; y la expectativa de saber que, en cada ciclo de siete, Dios dará algo, nos dirá algo, nos revelará algo, nos guiará a un nuevo tiempo y a un nuevo ciclo de crecimiento e incremento dentro de Su reino. Aprendemos a pensar como Dios, a adquirir la mente de Cristo y adquirir una mentalidad de cosecha, una mentalidad productiva y fructífera (Jn. 15:8); aprendemos a entrar en el Tiempo de Dios y a estar mejor preparados para Sus planes y propósitos para nuestra vida, familia, ciudad, nación y todas las naciones.

El Ciclo de los Meses
También desde Génesis podemos ver que ya había cierto conteo de los meses. Específicamente, en el relato del Diluvio (Gén. 7-8), podemos observar la exactitud en el conteo de días, meses y años. Y podemos observar que el inicio del Diluvio comenzó el décimo séptimo (17: 10+7) día del segundo mes (Chesván). Según la tradición judía, Dios creó el mundo el primer día del mes de Tishri, primer mes en el calendario civil o de los reyes. Y si eso es cierto, el Arca de Noé reposó en el décimo séptimo día del mes de Abib/Nisán (séptimo mes en el calendario civil) del año seiscientos (600) de Noé (Gén. 7:11; 8:4); es decir, en el día que luego se festejaría la Fiesta de las Primicias. Así que, aquí podemos observar el conteo de los meses según el calendario para la Creación, o el calendario civil, que comienza con el mes de Tishri.

Pero Dios, además de separar un día de reposo para Sí, también quiso separar un pueblo para Sí, y ordenó a Su pueblo Israel que el mes de Abib, fuera el primero y el principal dentro de su Calendario nacional (Éx. 12:1-2; 13:1-4). Esa orden del Señor, dio origen al calendario religioso dentro del Calendario hebreo, en el que sobresalen la observación y celebración de las siete Fiestas del Señor. Y con ello, el Señor quería que Su pueblo y sus generaciones futuras recordaran que Él es su Dios, quien los salvó y redimió de mano de los egipcios y los libró de todos Sus enemigos (Éx. 12:24-27; 13:14-16).

Así, dentro del Calendario hebreo podemos notar que, dentro del mismo, hay un ciclo de doce meses y dos ciclos de siete (7) meses que corresponden al calendario civil, que comienza, como hemos visto, en el mes Tishri, y al calendario religioso, que comienza en Abib (Nisán).

El Ciclo de las Fiestas
Dios estableció otro ciclo de tiempo por medio de Sus Fiestas y ordenó a Su pueblo a guardarlas, observarlas y celebrarlas y así lo podemos ver en Éxodo 12:1-28;13:1-16 cuando liberó a Israel de la esclavitud en Egipto, y más tarde cuando entregó Sus estatutos y decretos a Su siervo Moisés, para que se lo comunicara al pueblo (Lev. 23:1-44).

Conservando su patrón de pensamiento y acción, Dios estableció estas Fiestas en un ciclo de siete (7) meses y todas en menos o mayor grado están relacionadas con los tiempos o estaciones de cosecha.  Las Fiestas del Señor son:
1.  Pascua (Pesaj)
2.  Panes sin levadura
3. Primicias
4. Pentecostés o de las Semanas
5. Trompetas
6. Perdón
7. Tabernáculos

Y cada una de las Fiestas del Señor tienen significados y cumplimientos en la vida y obra de nuestro Señor Jesucristo, y por eso es tan valioso e importante que nosotros, el pueblo del Nuevo Pacto, las conozcamos y entendamos para valorar justamente su cumplimiento también en nosotros, la Iglesia, la Esposa o el Cuerpo de Cristo.  

Yo le recomiendo que si desea comenzar a conocer y entender las Fiestas del Señor estudie con atención el mensaje que publicamos aquí en este Blog "Las Fiestas del Señor" (haga click en el enlace).

El Ciclo de los Años
Dios también estableció ciclos mayores de años.
1. El ciclo anual de doce meses, que como vimos arriba, incluye la cuenta de los ciclos anuales del calendario civil, del religioso y el de las Fiestas cada siete (7) meses.

2. El ciclo del año de reposo, cada siete (7) años Israel debía dejar descansar la tierra y no sembrarla ni cosecharla; sino que podrían consumir lo que en seis (6) años el pueblo hubiera podido almacenar (Lev. 25:1-7).

3. El ciclo del año de jubileo, en el que el pueblo debía contar "siete semanas (sietes) de años, siete veces siete años", es decir, 49 años; y en el año cincuenta (50), en el día décimo (10) del mes séptimo (Etanim/Tishri), durante la Fiesta del Perdón (Yom kippur), sería declarado año de jubileo y se anunciará con el sonido del shofar (trompeta). Al inicio del año de jubileo toda deuda y propiedad comprada (casa o terreno) era liberada, los esclavos también eran liberados y la tierra también debía descansar (Lev. 25:8-55).

4. Los ciclos proféticos de setenta años y setenta semanas de años (Jer. 25:8-12; 29:10; Dan. 9:1-3, 20-27), que ocurren como un medio de Dios juzgar la desobediencia de Su pueblo de no querer guardar Sus días de reposo semanales, mensuales y anuales, para que descansaran tanto ellos como la tierra que Él les dio como heredad.

También existe la teoría de la Semana profética, que consiste en siete "días" o milenios que abarcan toda la historia de la humanidad, desde la creación hasta el futuro reino mesiánico de nuestro Señor Jesucristo. la Semana profética, puede incluir días, años y aún eras (Sal. 90:4; 2Pe. 2:8; Ap. 20:1-7).  Esta "Semana" apunta más al uso y significado profético de este ciclo de tiempo en sus diversos múltiplos (7, 49, 70, 7,000). Es decir, que cuando nos encontramos en la Biblia con el uso de un ciclo de tiempo descrito en términos de siete (7) días, semanas y años, debemos procurar entender primero su uso y sentido histórico, y luego indagar bajo la guía del Espíritu Santo y Su Palabra, cuál pudiera ser su uso y significado profético.

Y aprendimos que el conteo milenial de la Semana profética basado en los siete (7) días de las creación, señala que el Plan profético de Dios podría alcanzar un ciclo de siete (7) milenios; y que algunos señalan podríamos estar al final del sexto (6) milenio, por lo cual esperan la Venida del Señor pronto. Según este conteo, en seis días mileniales, Dios ha tratado con la humanidad y la creación, y en el séptimo día milenial, el Mesías Rey establecerá Su reino sobre toda la creación y las naciones (Ap. 20:1-10), después del cual se realizará el Juicio final (Ap. 20:11-15), y comenzará un nuevo ciclo con nuevos cielos y una nueva tierra (Ap. 21:1-22:5).

Es impresionante ver cómo Dios va desde un conteo micro de ciclos de días y semanas hasta uno mayor de contar "siete semanas de años" (Lit. siete siete de años), que cubre un período de cincuenta (50) años. ¡Este patrón de pensamiento y acción no puede ser más ignorado!

Era necesario compartir toda esta información básica sobre el tiempo de Dios, para que usted pueda entender con mayor claridad el mensaje que voy a compartirles.  Ahora sí, procedamos a estudiar el Año de reposo o Shemitá y cómo se aplicaba en el Israel antiguo.

EL AÑO DE REPOSO
El último año dentro de un ciclo de siete (7) años era considerado de reposo o sabático"Cada siete años harás remisión.  Y esta es la manera de la remisión: perdonará a su deudor todo aquel que hizo empréstito de su mano, con el cual obligó a su prójimo; no lo demandará más a su prójimo, o a su hermano, porque es pregonada la remisión de Jehová." (Deuteronomio 15:1-2)

Y en el idioma hebreo, ese año era llamado Shemitá (Strong 8059, 8058: remisión, perdón, liberación). La palabra shemitá se traduce con mayor frecuencia como “la liberación” o “la remisión”.  La palabra remisión (en español) se define como “la cancelación o reducción de una deuda o un castigo”. En la antigua Israel el Shemitá se refiere no sólo a la liberación de la tierra, sino también a la anulación de la deuda y el crédito ordenado por Dios y se realizada a escala masiva, a nivel nacional. Así, Shemitá llegó a ser el nombre del último día del año de reposo, 29 de Elul, el día de Remisión; pero también llegó a ser el nombre del año de reposo en su totalidad. Así el séptimo año llegaría a conocerse como el año del Shemitá, o simplemente el Shemitá. El año del Shemitá comenzaba con la liberación de la tierra y terminaba con el día de Remisión, cuando las personas mismas eran liberadas de toda deuda, esclavitud o compromiso económico.

Durante el año de reposo tenían que descansar no sólo las personas, sino también la tierra. Los campos se dejaban libres, los viñedos desatendidos, y no se mantenían los huertos. La tierra misma observaba su propio reposo para el Señor.

Durante el año de reposo, el pueblo de Israel debía dejar sus campos, viñedos y huertos abiertos para los pobres. En la duración de ese año la tierra pertenecía, en efecto, a todo el mundo. Y todo lo que creciese por sí solo se denominaba hefker, que significa “sin dueño”. Por tanto, durante el año de reposo la tierra, en efecto, pertenecía a todo el mundo y a nadie al mismo tiempo.

Así pues, la expresión en el Deuteronomio “cada siete años” se refiere al último día del año de reposo. Elul era el último día del año civil hebreo y el día veintinueve (29) era el último día de Elul. Por tanto, el 29 de Elul, el último día del año de reposo, se producía una generalizada transformación en la esfera económica de la nación. Todo aquel que tenía una deuda quedaba liberado. Y todo acreedor tenía que liberar la deuda que se le debía. Por tanto, el 29 de Elul todo el crédito era borrado y toda deuda era cancelada. Las cuentas económicas de la nación eran, en efecto, canceladas. Era el día de anulación y remisión económica de Israel.   ¡Esa es la razón, por la cual podemos declarar el próximo año 2015, Año de liberación!  Y sólo el Señor sabe la profundidad y la extensión de la liberación que se producirá en el ámbito de Su reino y entre las naciones.

¿Qué significados podemos extraer en el cumplimiento de este ciclo de tiempo establecido por Dios?
El pastor-rabí judío-mesiánico Jonathan Cahn, en su libro "El misterio de la Shemitá", nos dice:
  • El Shemitá da testimonio de que la tierra y, efectivamente, el planeta tierra, le pertenece a Dios y sólo le es confiado al hombre como mayordomo. Dios es soberano. Su soberanía se extiende también a los ámbitos del dinero, las finanzas, la economía y las posesiones. Esas cosas son confiadas al cuidado del hombre, pero en definitiva pertenecen a Dios.
  • El Shemitá declara que Dios es primero y está sobre todos los ámbitos de la vida y, por tanto, debe ser situado primero y por encima de cada ámbito. Durante el Shemitá, Israel era, en efecto, impulsado a alejarse de estos ámbitos terrenales y acercarse a lo espiritual.
  • El Shemitá limpia y elimina, pone fin a desequilibrios, equilibra cuentas y anula lo que ha sido edificado en los años anteriores: una limpieza masiva de la situación financiera y económica. Pone fin a los compromisos y trae liberación. Su liberación se aplica no sólo a la tierra y a las cuentas financieras de la nación, sino también a algo mucho más universal. El Shemitá requiere de las personas que liberen sus apegos a la esfera material: sus posesiones, sus finanzas, sus bienes y sus deseos y búsquedas con respecto a tales cosas. Es romper vínculos. Y quienes liberan son de igual manera liberados, al no ser ya poseídos por sus posesiones, sino libres.
  • El Shemitá es un recordatorio de que Dios es la fuente de todas las bendiciones, espirituales y físicas igualmente. Pero cuando Dios es apartado de la escena, finalmente seguirá la eliminación de bendiciones. Así, el Shemitá aborda un defecto en particular de la naturaleza humana: la tendencia a divorciar las bendiciones de la vida del Dador de esas bendiciones, divorciar el ámbito físico del espiritual. Entonces busca compensar la pérdida de lo espiritual aumentando sus deseos sobre el mundo físico, persiguiendo así cada vez más cosas, aumento, ganancias: materialismo. Este aumento de cosas, a su vez, deja aún más apartada la presencia de Dios. El Shemitá es el antídoto para todas esas cosas: la eliminación de afectos materiales para permitir que entren la obra y la presencia de Dios.
  • La observancia del Shemitá es un acto de sumisión y humildad. Es el reconocimiento de que todo lo bueno proviene de Dios y en última instancia no puede ser poseído, sino sólo recibido como una encomienda. Las posesiones son soltadas, las cuentas son canceladas, aquello que se ha acumulado es eliminado. El Shemitá humilla el orgullo del hombre.
  • Por último, el Shemitá comparte los atributos del día de reposo, todo un año dado a reposar y dejar reposar, a liberar y ser liberado, a descargar a otros y dejar las cargas propias, a hacer borrón y cuenta nueva con los demás y con uno mismo, el tiempo designado por Dios para el reposo, la renovación y el avivamiento.
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Fuentes:


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